La Atención Centrada en la Persona se fundamenta en:
- la individualidad, reconociendo y respetando la singularidad de cada persona
- la autonomía, fomentando el derecho a tomar decisiones sobre su propia vida
- la independencia y el bienestar, estimulando capacidades y asegurando el acceso a una atención sanitaria de calidad
- la participación, involucrando a las personas en sus planes de atención y en la vida comunitaria
- la integralidad, proveyendo una atención completa que considere todas las dimensiones de la persona
- un ambiente facilitador, creando entornos físicos y sociales que mejoren su calidad de vida
- la inclusión social, facilitando la participación en la comunidad y el acceso a bienes culturales y sociales
- la continuidad de los cuidados, asegurando apoyos continuos y coordinados adaptados a sus necesidades cambiantes